CUENTO
Por: Robeiro González G.
“No quieras derramarte fuera; entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior reside la verdad; y si hallaréis que tu naturaleza es mudable, trasciende a ti mismo, mas no olvides que al remontarte sobre las cimas de tu ser, te elevas sobre tu alma, dotada de razón. Encamina , pues, tus pasos allí donde la luz de la razón se enciende...” (Verdadera Religión 39, 72 ) San Agustín
Estando Dios en la Corte Celestial con todos su Arcángeles, ángeles , serafines, querubines, tronos y potestades los convoca a una reunión extraordinaria: Yo también merezco salir a vacaciones, dijo Dios: ”Me encuentro cansado de que el hombre me busque solamente para concederle favores, y a demás todos salen a vacaciones de Semana Santa, vacaciones colectivas, de mitad de año, de fin de año y yo no salgo nunca a vacaciones, me encuentro cansado. -replicó- Por eso los he citado hoy a esta reunión, para que me sugieran para donde me voy a pasar mis vacaciones de veraneo”.
No se hizo esperar el murmullo de todos los presentes, confundidos y espantados del tal suceso y empezaron a deliberar sobre las opciones que podrían ser factibles para que Dios las pudiera tomar; en medio de tal algarabía el arcángel Gabriel dice: “Bueno Señor, ya hemos especulado mucho, yo sugiero que pases las vacaciones en lo profundo del mar, allá en la fosa de las Marianas, en el Cinturón del Fuego del Pacífico, a una profundidad de 10.110 metros por debajo del nivel del mar”. “Buena opción” dijeron algunos, pero no falto el ángel oceanógrafo diciendo: “Ahora con todas las tecnologías, los batiscafos, los satélites, las pruebas de radares, en cuestión de minutos lo encuentran y se formarán expediciones para encontrarte y no te dejarán descansar”, aceptada la intervención se llegó al acuerdo y conclusión de que en ese lugar no se podía ir Dios. Ahora todos confundidos seguían debatiendo el lugar de destino. Minutos después otro ángel levanta la mano y dice: “Ya tengo el lugar –exclamó- El Everest en el Himalaya, el complejo orográfico más alto del mundo a los 8.882 metros sobre el nivel del mar, allí podrías descansar”. Inmediatamente Dios toma la palabra, porque la semana pasada había leído en el periódico celestial que unos alpinistas pudieron llegar a la cima de este monte, diciendo: “Ahora con esos alpinistas, escaladores, radares, satélites, me encuentran y lo menos que haré será descansar, por eso ese lugar no me parece apropiado”. Seguían discutiendo, y agotando posibilidades, y en ese divagar se pone de pie otro ángel gritando: “!Ya lo tengo! Ya lo tengo!”, Todos a la expectativa, preguntan: “¿Ya tienes el lugar? “Si, -responde con gran entusiasmo- el lugar perfecto para que Dios vaya a pasar vacaciones es la Luna, pero inmediatamente un ángel astrónomo dice: “Allá si que menos, me imagino que no tú no te has enterado de los viajes que se han hecho a la luna, el Sputnik ruso, Apolo 13, Apolo 11, el alunizaje efectuado, el 20 de Julio de 1969, las sondas espaciales, los telescopios de alta potencia, los satélites, en la órbita terrestre, y lunar, por estos motivos yo creo que es el lugar menos indicado para que Dios pase vacaciones”. Al escuchar esta apreciación todos quedaron perplejos y sin posibilidades, ni sugerencias.
Después de todas éstas propuestas vino un momento de silencio, momento de confusión, y de espera haber quien opinaba más sobre tan gran tema Celestial, cuando por allá en un columpio en pleno balanceo un niño angelito dice con voz inquietante: “Existe un lugar que nadie de ustedes a dicho y que seguramente nunca se lo han imaginado ni se lo imaginarán”. Todos inmediatamente se echaron a reír, puesto qué iban a pensar que un simple angelito pudiera tener la solución a tan gran discusión, pues supuestamente era exclusiva de los grandes ángeles y de los que llevaban más tiempo en el cielo.
Pero Dios dijo: “Escuchemos a ver que sugerencia tiene”, porque para él los niños siempre han tenido un lugar importante en el cielo “el que no se hace como niño no entrará en el reino de los cielos”, ‘dejen que lo niños se acerquen a mí”, inmediatamente toda la corte celestial se queda en silencio. “Hay un solo lugar donde el hombre no va - dice el angelito- el hombre pierde su tiempo en las cosas externas, busca a Dios en el fondo del mar, en lo más alto de las montañas, en las estrellas, pero hay un solo lugar en el cual el hombre nunca irá”. Toda la corte sorprendida dice: “¿Cuál es ese lugar? ¡Dílo rápido!”. “El lugar donde el hombre no busca, es en su interior, en su corazón, por eso es el lugar perfecto para que vaya a pasar vacaciones”.
“Tu que me eres más interior que mis cosas más íntimas; tú dentro, en mi corazón,...” (Comentario a los Salmos 118,22,6) N.P San Agustín